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domingo, 31 de marzo de 2013

¿Por qué es tan común el miedo a volar?

A pesar de que se encuentra ampliamente contrastado que el avión es uno de los medios más seguros para viajar, un gran número de personas siente terror ante la idea de tener que acercarse a uno de estos grandes "artefactos voladores". En otros muchos casos el miedo no llega a ser tan incapacitante y permite utilizar este medio de transporte, aunque no sin sentir cierto grado de temor o angustia.

En todos los vuelos se puede observar a un gran número de personas que notan como su corazón aumenta de forma considerable las pulsaciones, permanecen atentos a cada ruido y movimiento proveniente del avión, de pronto sienten calor, tensión y la necesidad de mantenerse alerta, siguiendo ese intenso sentimiento de que un desastre puede ocurrir en cualquier momento. 

Las sensaciones objetivas que se pueden sentir durante un vuelo, en la mayoría de los casos son más leves que las que a diario se experimentan en cualquier viaje en coche. 

Por ejemplo, la inclinación al despegar o aterrizar son similares a las que nos sometemos al subir o bajar por una pendiente pronunciada, como ocurre al entrar o salir de una cochera o el aparcamiento de unos grandes almacenes.

Las turbulencias, a pesar del elevado grado de expectativa y activación que causan, suelen sentirse con una intensidad mucho menor a los vaivenes que se experimentan al atravesar una carretera mal asfaltada.

Aunque las sensaciones físicas objetivas sean similares, la interpretación que se hacen de ellas son muy diferentes. En las primeras aparece una inminente percepción de peligro mientras que en el segundo caso estas sensaciones pasan desapercibidas o se toman con normalidad.

Es cierto que aunque no ocurre con frecuencia, cuando tiene lugar un accidente aéreo las consecuencias suelen ser devastadoras y por lo tanto parece sensato evitar un peligro de este calibre por poco probable que sea.

No es menos cierto que son necesarias grandes dosis de fe en la ciencia y tecnología para confiar en que un aparato de gran tonelaje va a mantenernos a salvo cuando nos encontramos a tal altitud. 

Por lo tanto, es bastante probable que estos dos argumentos sean suficientes para explicar que nuestro organismo intente evitar "a toda costa" una exposición a tan magno peligro.

 A pesar de lo anterior, cualquier ser racional debería sentir mucho más terror al subir a un coche que a un avión dado que la probabilidad de fallecer en un accidente de tráfico superan de forma abrumadora a hacerlo en uno de avión

¿significa esto que no somos seres racionales?

Lo cierto es que hace tiempo que la psicología, en su empeño por desentrañar el comportamiento del ser humano, ha demostrado que en numerosas ocasiones no se comporta de forma racional y no me refiero a los casos evidentes en los que media una patología o trastorno que empuja al individuo a seguir pensamientos irracionales, sino en las decisiones cotidianas que toman la mayoría de las personas que gozan de una plena salud mental.

En general, el ser humano, no sigue las leyes estadísticas cuando tiene que realizar predicciones sobre eventos inciertos, como es el caso de la probabilidad de sufrir un accidente de avión o de acertar en la lotería.

En ambos supuestos la probabilidad de ocurrencia es muy escasa sin embargo las consecuencias en caso de que llegara a producirse son extremadamente significativas. Bien nos convertiríamos en millonarios o bien sufriríamos un accidente de avión.

Un aspecto que puede afectar en este tipo de decisiones es que, aunque la probabilidad de sufrir un accidente de avión sea baja, en caso de ocurrir las probabilidades de supervivencia son muy escasas.

En el caso del coche, a pesar de que la probabilidad de morir en un accidente es considerablemente mayor, también es mucho más probable que tengan lugar accidentes en los que los daños sufridos sean leves o inexistentes.

Por lo tanto, el ser humano, abandona la lógica y se siente atemorizado al viajar en un medio objetivamente más seguro ya que en el improbable caso de sufrir un accidente, con gran probabilidad las consecuencias serán devastadoras.

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